martes, 17 de septiembre de 2013

El acuerdo PNV-PSE

No sé cómo se firman tan pocos acuerdos en Euskadi con el fruto que dan. Antes incluso de que se pueda conocer el contenido del mismo, los medios de comunicación se llenan de comentarios sobre la posibilidad del acuerdo primero, sobre lo que significa en el panorama político después y por último, y en este caso según sea la opinión sobre los firmantes del mismo de entusiastas defensores y radicales detractores. 
El último ejemplo ha sido el acuerdo entre el PNV y el PSE y el mes largo que hemos pasado oyendo hablar de él sin que, hasta ayer, supiéramos exactamente qué es lo que habían firmado. 
Vaya por delante mi disposición a valorar en términos positivos los acuerdos entre diferentes que puedan proporcionar cierta capacidad de gestión al gobierno de turno. 
Las mayorías absolutas, lo vemos diariamente con el PP, son las más despiadadas apisonadoras del diálogo entre diferentes y las mayorías minoritarias, como en el caso del PNV, las más potentes herramientas de inacción que uno pueda imaginar. 
Así pues, sí, soy de esos que creen que los acuerdos entre diferentes no solo son buenos, sino que además son necesarios. 
Sin embargo, cuando esos acuerdos no son entre tan diferentes sino entre centro-derechas y centro-izquierdas y la parte nacional se deja al margen, acabamos con un acuerdo como el del PNV y el PSE, es decir, un acuerdo de centro-centro en lo económico y sin referencias a nada que tenga la más mínima relación con lo que hoy ocurre en Cataluña y que antes o después volverá por aquí y a lo que habrá que darle una solución.
Es de suponer, al menos así lo han demostrado en público, que los firmantes del acuerdo estén encantados con el mismo, ambos salen ganando. 
El PNV se garantiza los presupuestos del 2014 que, en el peor de los casos, con su correspondiente prórroga en 2015 les permite agotar la legislatura sin agobios, y el PSE garantiza que muchos de los proyectos que propuso la legislatura pasada (cuando el pacto era con el PP y el PNV los despreciaba sin miramientos) puedan salir adelante como por ejemplo: IREKIA, Eskola 2.0, el metro de Donosti, el informe sobre duplicidades, la interconexión de las bases de datos de las haciendas, el nuevo papel fiscal del Parlamento Vasco, la Ley Municipal, la reforma de la LTH... 
De ahí que hayamos asistido a alguna declaración un tanto altisonante de representantes del PSE, en la que se ha puesto más interés en resaltar el papel de uno de los firmantes que el acuerdo en sí. 
Algo por otro lado natural, porque el acuerdo, en sí mismo, está muy lejos de ser un "gran acuerdo de país" o el acuerdo que "pone las bases de una modernización institucional del país" y tratará de evitar "las tentaciones frentistas" tal y como lo han catalogado sus más entusiastas defensores. 
Salvo que se haya acordado algo que vaya más allá de lo que ha trascendido públicamente, la verdad es que ni busca una Euskadi más moderna, ni más solidaria, ni más sostenible ni más competitiva.
Basta con darle un pequeño repaso al acuerdo para sostener esta afirmación.
Los acuerdos en relación con las grandes cuestiones pendientes como la Ley Municipal, reforma de la LTH o las duplicidades, se han cerrado con referencias genéricas a la necesidad de buscar un acuerdo entre partidos. 
Nada de nada, como se decía antes, en lo que tiene que ver con el derecho a decidir o las dificultades que existen en la actualidad con la Ponencia de paz.
En lo que respecta a los servicios sociales, un compromiso genérico que garantice su mantenimiento, que no es poco, ojo, pero que era el mismo compromiso con el  que López alteró la normativa de la RGI para bajarla un 7% de un plumazo, o el PNV implantó el Copago. 
Un acuerdo de cara a 2014-2016 para pactar una cartera de servicios sociales y poco más. 
Cabía por lo tanto esperar que la parte que afectaba a la recuperación económica y el impulso al tejido empresarial las medidas fueran de auténtico calado y de grandes dosis de imaginación, pues bien, tampoco. 
Medidas clásicas de ayudas de estado a empresas en dificultades, avales, programas de empleo juvenil, referencias al I+D+I y a la internacionalización, pero sin grandes fantasías  aunque por otro lado,  creo que es la mejor parte del acuerdo. 
Y por último llegamos a la parte fiscal la que en origen, se vendía como la parte central del acuerdo y que me ha dejado una amarga sensación de que se ha amagado pero no se ha dado. 
Perfecto el plan de lucha contra el fraude; la comisión que la va a llevar adelante y la interconexión de bases de datos, aunque en el aumento de los RRHH queda un poquito flojo. Perfecto también el desarrollar las capacidades normativas del Parlamento en materia fiscal tanto en lo que tiene que ver con la armonización  como en la posibilidad de diseñar el modelo fiscal vasco, aunque cuando lo proponíamos otros nos decían que era antiestatutario. 
Ahora bien, en la parte puramente fiscal, la de la normativa de hacienda, la que en teoría le corresponde a las JJGG, pero que en este acuerdo se traslada al Parlamento, un sí pero no. 
Entran en las rentas de ahorro pero solo a partir de 15.000 euros y a partir de 30.000 euros lo dejan en el 25%, es decir para alguien que con su trabajo gana 100.000 euros crean un nuevo tramo al 45% (que me parece bien) pero si esos 100.000 los gana en bolsa solo paga el 25%.
Entran al tema de la reducción de vivienda pero lo hacen sin tener en cuenta los ingresos y mantienen el mismo crédito fiscal para todos y reducen, también para todos el máximo anual, aunque con dos salvedades: jóvenes y familias numerosas.
En donativos, sin tener en cuenta la renta, reducen un 10% mientras que mantienen las donaciones a partidos políticos en un 25%.
En herencias aplican un pírrico 1,5% pero solo a partir de 400.000 euros. 
Y dejo el impuesto de sociedades para el final porque es el que más me ha llamado la atención debido a las advertencias y miedos de las asociaciones empresariales que, una vez conocida la literalidad del acuerdo, han respirado tranquilas. 
Cabe recordar que cuando hablamos de este impuesto que lo que se grava es el beneficio, no la facturación. 
Lo más llamativo es el establecimiento de una tributación mínima del 13% para grandes empresas y un 11% para las PYME. Aunque es cierto que se limitan algunas deducciones, lo que vuelve a ponerse de manifiesto es que el tipo general del 28%, 24% para PYME, (por debajo del tipo del resto del estado), no es más que para aquellas empresas que carecen de conocimientos o posibilidad de constantes deducciones, lo que vuelve a dejar fuera a las grandes empresas que ganan millones y para quienes el 28% nunca ha sido una referencia a tener en cuenta.
Es decir, amagar y no dar o sí pero no, al menos nada que pueda ser llamado Reforma Integral del Impuesto de Sociedades, por mucho que el texto quiera llamarlo así. 
Decía López en una entrevista que habrá quien piense que se han quedado cortos en la reforma fiscal, pues sí, efectivamente, en esta parte de su entrevista, tenía razón.
Así pues, como siempre ocurre con este tipo de pactos tan celebrados, mucho ruido y poca nuez, pero un triunfo para los firmantes, que a partir de ahora podrán colocarse en el centro de las instituciones que es donde realmente están cómodos mientras los demás suspiran por firmar (PP), o lo critican pero poquito porque se parece mucho al que firmaron ellos mismos (Bildu).




5 comentarios:

  1. Resumiendo (mucho), Urkullu se garantiza su mayoría para agotar la Legislatura tranquilamente, cómo Patxi López en su día con su pacto con el PP. Esperemos que por lo menos mantengan o no recorten demasiado en Educación, Sanidad y Servicios Sociales.

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  2. De todos modos, esto de los pactos, se mire como se mire, nunca trae nada bueno. Cuando Ezker Batua pactó con EA y el PNV fue una cagada. PNV con Euskal Herritarrok, cagada también. En la anterior legislatura, Psoe con PP, menudo resultado dio.
    En las bases de los partidos nos partimos la cara para defender nuestras ideas, y luego llegan los representantes de éstos en las instituciones y... voilà! Pactan con quien les da la gana, aunque sean la antítesis de lo que defienden.
    El Psoe puso a parir al PP, y para que Patxi fuera Lehendakari, acabó pactando con ellos. Luego puso a parir al PNV, y acaba haciendo lo mismo.
    Es vergonzoso ver como nos engañan. Necesitamos un cambio de sistema.

    Txema.

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  3. Y ya, lo de Alemania, eso si que no lo entiendo: La mayor parte de alemanes quieren que Merkel pacte... ¡con los socialdemócratas! ¡Toma ya! Entonces... ¿para qué hacer elecciones? Si quieren que pacten los partidos que representan a más del 80%, que vayan a un bar, se pongan de acuerdo y ya está.

    Txema

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    1. Eso, que se monten sus líos en la fiesta de la cerveza los muy borrachos

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  4. Quedan prohibidas manifestaciones antimonárquicas/republicanas en España (se están prohibiendo por la vía de hecho).

    http://www.revistahincapie.com/?p=3796

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