O al menos eso parece pretender hacer un Urkullu necesitado
de apoyos parlamentarios pero sin ningún grupo que, de momento, parezca
dispuesto a dárselos.
Tras constatar que por muy del PNV que sea, un gobierno que
cuenta con el apoyo de 27 parlamentarios de 75 es incapaz de gobernar, Urkullu
se ha puesto manos a la obra para intentar obtener mayoría en la cámara para el
resto de la legislatura.
Sin embargo, hay una cuestión que aún le queda pendiente al
Lehendakari y que es la humildad. No la personal, si hay algo que no puede
achacársele a Urkullu es altanería, pero sí la política.
Organizar una especie de cumbre entre partidos y otra entre instituciones para erigirse en
el líder de los grandes acuerdos de país y de paso conseguir la tan ansiada
mayoría parlamentaria, además de parecer poco probable en este momento, adolece
de una pretenciosidad impropia de quien ha tenido que retirar su proyecto de presupuestos
y necesita el apoyo de al menos 11 parlamentarios más. Más aún, si de partida
excluimos la posibilidad de pactar con el segundo grupo de la cámara.
De momento, su propuesta de gran acuerdo se ha topado ya con el
exasperante cinismo de un López que excluye al PP de cualquier pacto que incluya
a los socialistas. El mismo PP, no lo olvidemos, que le dio su apoyo para
gobernar durante tres años y que rompió el pacto cuando le pareció más
conveniente, dejando a López con una minoría parlamentaria muy difícil de
gestionar.
Así pues, tenemos una cumbre entre partidos en la que Urkullu
busca un acuerdo con PP y PSE, el PSE un acuerdo que pase por dejar fuera al PP
y una EHBildu, a la que nadie hace caso, pero a la que se le abre un flanco
político importantísimo en la búsqueda de la hegemonía abertzale al poderse
presentar como la opción vasca que rechaza Urkullu a favor de opciones “españolistas”,
que dirían ellos.
La pregunta, por lo tanto, es obvia: ¿tanto ruido para tan
poca nuez?
Y aquí volvemos a la falta de humildad del PNV, que en lugar
de reconocer que patinó al intentar gobernar en solitario y buscar el acuerdo
con el PSE como han hecho siempre, sede a sede y puesto a puesto, se lían la
manta a la cabeza para intentar hacer de la necesidad virtud y como si fueran
los únicos que saben lo que necesita este país juntar a todos los demás para
explicárselo.
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