La actualidad

Siempre me ha llamado mucho la atención cómo nos movemos a base de titulares de medios de comunicación. 

Pondré un ejemplo de esta misma semana, y hoy solo es miércoles. Dos cuestiones, dos noticias. Una de enorme gravedad, al menos para mí, de la que no habla nadie; y otra, que ni fu ni fa, que llena telediarios, boletines informativos y periódicos.

La primera, la grave, fue publicada en el eldiario.es y habla de "presunta" corrupción judicial en algo tan importante como los procesos de liquidación de las empresas. 

Que algo así esté ocurriendo en los juzgados de Euskadi debería, al menos en lo que yo entiendo por un país democrático, ser objeto de escándalo, comentario e indignación, pero no, dos días, dos noticias en un diario digital del que nadie querrá hablar y silencio ante la inacción de los responsables de los juzgados. Aquí no pasa nada. 

La otra noticia, la que ha llenado los titulares, es la de Hasier Arraiz, presidente de Sortu, que repite lo mismo que lleva repitiendo la izquierda abertzale toda la vida y todos los portavoces de los grupos políticos convocan ruedas de prensa para hacer, de un comentario, seguramente sacado de contexto, el debate clave de la semana. 

Así nos luce el pelo. Mientras algunos jueces vascos, presuntamente, están aprovechándose de su cargo para su beneficio personal en perjuicio de trabajadores y trabajadoras que pueden verse en la calle, los responsables políticos se lían a analizar unas palabras, que, como digo, no aportan nada nuevo.

Uno de los grandes problemas del mal llamado proceso de paz en Euskadi es que no ha habido tal proceso. Ha habido una decisión de ETA de abandonar el uso de la violencia y la decisión de un partido político, Sortu, de adaptar sus estatutos  a la legalidad vigente, ni más, ni menos. Pasos importante, que duda cabe, pero de los que no cabe sacar lecturas más allá de lo que realmente fueron.

Ni ETA ni la izquierda abertzale, cuando dieron estos pasos hicieron público que el cambio era consecuencia de una profunda reflexión en lo que al respeto a los DDHH corresponde, o a lo que entendían eran las formas válidas de luchar en política. 

No, tanto una como los otros dijeron que tras una profunda reflexión habían decidido cambiar de estrategia, pero que ello no implicaba que abjuraran o se arrepintieran de su pasado, ya que entienden que es ese pasado y con esas formas de lucha el que les ha traído hasta aquí. ¿Inaceptable??? desde luego,  ¿nuevo?, no. De ahí en parte el famoso bloqueo de la normalización política en Euskadi.

Así pues, mientras que los jueces campan, presuntamente, a sus anchas, la clave es que donde dije digo sigo diciendo digo. 

Pena de país.